martes, 25 de noviembre de 2014

Pez japonés o dorado

También conocido como pez Dorado o Carassius, este hermoso pececillo de largas aletas y nado lento, que alguna vez fuera el deleite exclusivo de emperadores, es una de las primeras especies cultivadas por el hombre. Es originario de China, donde comenzó a criarse en el año 600 aproximadamente. El Carassius original, criado en China, en nada se asemeja a las variedades que hoy podemos contemplar; siendo aquel de cola simple, color pardo a bronce y de gran tamaño, que incluso se utilizaba para la alimentación humana. En el año 1571 llega a Japón y ahí se realiza una estricta selección que deriva en las vistosas variedades actuales.
Son, junto con las carpas, los habitantes más populares de estanques, fuentes y jardines públicos. En las culturas asiáticas, son símbolo de abundancia, prosperidad y para atraer dinero. El proceso de selección de ejemplares ha logrado numerosas variedades morfológicas y cromáticas, algunas de gran colorido y belleza, muy diferentes de la especie original. Este es uno de los peces más populares y comercializados en el sector de la acuariofilia en nuestro país. Algunos de ellos son reproducidos en México, aunque un buen número sigue llegando de Asia.
Características del hábitat: originario de regiones subtropicales, donde la temperatura oscila entre 14 y 22°C, es considerado un pez de agua fría; es decir, no requerirá calefacción. El agua tendrá un pH entre 6.8 a 7. Es un gran consumidor de oxígeno. Los Carassius son muy susceptibles al contenido de cloro, que les produce inflamación de las branquias. Por esta razón, será necesario aplicar anticloro o acondicionadores de agua, además de una fuerte aireación; esto también aplica al efectuar cambios de agua o reposiciones de la que se evapore.
El Acuario Ideal: debe ser, cuando menos, de 100 litros para mantener de cuatro a seis peces adultos (10 a 15 cm de largo corporal, aunque algunos miden hasta 20 cm) en excelentes condiciones. La regla de un litro por cada centímetro de largo del cuerpo del pez, deberá cambiarse por la de dos litros de agua por cada centímetro de longitud. La imagen de la pecera esférica que nos presentaban en la película Pinocho, es lo más alejado de las condiciones adecuadas, ya que no sólo es insuficiente el espacio para que pueda moverse o incluso respirar, sino que es prácticamente imposible adaptarle el equipo necesario y darle mantenimiento. Nunca tengas un acuario sobre poblado, tarde o temprano los dolores de cabeza llegarán.
Filtración: la colocación de un filtro que mantenga limpia el agua es de imperiosa necesidad debido a la cantidad de detritus aportados por los Carassius y a la tendencia de remover el fondo en busca de alimentos, lo que la enturbia notablemente. Utiliza un filtro de plataforma y con tu sifón lava-gravas realiza cambios semanales aspirando del fondo la mayor suciedad. Si tu presupuesto lo permite, instala un filtro externo de cascada y enjuágalo semanalmente. Si puedes comprar uno que esté sobrado, ellos lo agradecerán y tu estarás contento de no dar mantenimiento tan frecuente a la pecera. El tanque lucirá siempre transparente si aplicas unas gotas de Accuclear, producto que compacta la materia orgánica disuelta, permitiendo a tus filtros extraerla con eficiencia y dejando el acuario cristalino, listo para la inspección del juez más exigente.
Aireación: lo más recomendable es una cabeza de poder, es silenciosa y potente y proveerá de movimiento constante para que el agua esté oxigenada. Nunca desconectes ni la cabeza ni los filtros, en particular a la hora de comer que es cuando mayor suministro de oxígeno requiere. También podrás instalar cortinas de burbujas alimentadas por una bomba de aire, decorarán la pecera con una cascada de burbujas. ¡Ah!, no olvides tener a la mano una bomba de baterías, en caso de que falle la luz, hará la diferencia entre la vida y la muerte de tus peces.
La temperatura: ideal del acuario para Goldfish oscila entre 15 y 22ºC. Si se rebasan estos límites, los peces sufren aceleración en su metabolismo, los verás hiperactivos, comerán y defecarán excesivamente y su longevidad (podría llegar a los 30 años) se verá mermada. En aguas demasiado frías, permanecerá casi todo el tiempo en el fondo debido al enfriamiento de su vejiga natatoria y a la disminución de su metabolismo, lo que le hará caer en un letargo.
Decoración: podrás decorar con gravilla de 3.5 mm de grosor; puede ser natural o de colores; utiliza pequeñas piedras de río. El sustrato deberá tener una profundidad de entre cinco y 10 cm pues su pasatiempo favorito es excavar. Si no hay la profundidad suficiente, tus adornos de plástico y plantas estarán flotando cuando regreses a casa. Evita las arenas demasiado finas y las gravillas de bordes filosos pues les encanta hurgar en el fondo y remover todo el sedimento que allí se deposita. Ingerirán la arena demasiado fina y esta se acumulará en su estómago ocasionándoles la muerte. Los bordes filosos podrían lastimar su hocico y originar infecciones por hongos. Las gravillas de color oscuro resaltan el colorido de las variedades de color rojo, dorado o blanco, pero evítalas si tus peces obscuros.
Plantas: para decorar la pecera podrás también utilizar plantas naturales o artificiales. Si son naturales, opta por aquellas de hojas resistentes y duras ya que los japoneses son fanáticos de éstas. Deben poseer raíces y las más recomendables son la Vallisneria, Echinodorus y  Saggitaria. Altérnalas con otras que tu pez pueda ingerir como las Elodeas, Cabombas y en general, plantas de hojas blandas. La plantación del acuario no debe ser tan saturada que impida que los peces naden con soltura.
Iluminación: el japonés requiere mucha luz para que puedas disfrutar de sus suaves movimientos y colorido; también para ayudar a que las plantas naturales se repongan de los mordiscos que recibirán. Utiliza una lámpara con tapa; generalmente las medidas de ésta hacen juego con la pecera y vienen equipada con focos fluorescentes tipo gro-lux que acentúan el colorido natural de tus peces y fomentan el desarrollo de las plantas acuáticas. La luz que emiten es más rosadita que la típica luz blanca de oficina.
Alimentación: puedes usar alimentos de marcas prestigiadas en hojuelas o pellets, balanceados para cubrir sus necesidades, a diferencia de los alimentos para peces tropicales (que viven en aguas templadas) tienen menores cantidades de proteínas y grasas. Los alimentos en hojuelas son recomendables para las primeras etapas y los podrás alternar con los pellets más pequeños, en forma de chochitos. Conforme crezca tu amigo deberás incrementar el tamaño de las bolitas para que no se le dificulte consumirlo, hasta llegar incluso a los churritos. Complementa con alimento vivo de manera ocasional, usa las artemias y evita a toda costa la lombriz "tubifex" que es demasiado grasosa y rica en proteínas, ya que pueden echarse a perder en su sistema digestivo antes de acabar de procesarla.
Estos peces son fanáticos de los vegetales y si no quieres ver a tus preciosas plantas devoradas, suministra espinacas o lechuga que pueden ser ligeramente cocidas; sujétalas con un clip (lo conseguirás en un acuario) y fíjalas con la ventosa al cristal del acuario, después de cinco minutos retira el sobrante. Esto es muy importante porque son peces que suelen adolecer en la dieta de complementos de origen vegetal, lo que los conduce a que sufran todo tipo de enfermedades. Los peces japonés son muy glotones y siempre estarán deseosos de un bocadillo, incluso hay clientes que me comentan: "No se que le pasa a mi Goldfish, está echado en el fondo de la pecera, nada con dificultad o esta con la panza hacia arriba". El 99% de las veces es un pez sobre alimentado y la única solución es controlar su alimentación. No se morirá si se queda algunos días sin comer y cuando esté recuperado, dale sólo lo que pueda consumir en cinco minutos dos veces al día, pero con reloj en mano. Es la única manera de no excederse.
Compatibilidad: la regla número uno, No mezclar Goldfish (peces de agua fría) con peces tropicales (de agua templada o cálida). Regla número dos, nunca los introduzcas en acuarios tropicales. La tercera: Los Goldfish son nadadores lentos pues sus largas aletas y colas les impiden un avance hidrodinámico y ágil. Evita cualquier pez que pueda molestar sus aletas y colas, son una verdadera e irresistible tentación para algunos. Puedes ponerlos con algunos peces gato de la familia corydora o tener un hermoso acuario de puros japoneses: aprovecha la gran diversidad de colores, de tipos de ojos, de cabezas, de escamas, de colas.

Leer más sobre sus características

No hay comentarios:

Publicar un comentario